21 de Marzo de 2022
Beato Iván Merz
Muy estimados Amigos:
«Amadísimos hermanos y hermanas, que el justo, inundado por la luz divina, se convierta a su vez en una antorcha que alumbre y de calor —decía san Juan Pablo II el 22 de junio de 2003. Es lo que nos enseña hoy la figura del nuevo beato Iván Merz. Joven brillante, supo multiplicar los ricos talentos naturales de que estaba dotado y obtuvo numerosos éxitos humanos : se puede hablar de su vida como de una vida realizada plenamente. Pero no es esta la razón por la que hoy es inscrito en el catálogo de los beatos. Lo que lo introduce en el coro de los beatificados es su éxito ante Dios. En efecto, la gran aspiración de toda su vida consistió en “no olvidar jamás a Dios y desear siempre unirse a Él”. En todas sus actividades puso de manifiesto la sublimidad del conocimiento de Jesucristo, y se dejó conquistar por Él (cf. Flp 3, 8-12) ».
Iván Merz nace el 16 de diciembre de 1896 en Banja Luka, ciudad de Bosnia entonces bajo control de Austria-Hungría. Como hijo único, Iván es colmado de un gran amor desde su más tierna infancia, recibiendo una correcta educación burguesa. Supera la prueba de bachillerato en 1914. Un profesor suyo, modelo de católico laico, el doctor Ljubomir Marakovic, le orienta hacia los valores morales y religiosos a través de la literatura y el arte. Iván escribirá de él : « ¡ Un católico laico me salvó para la eternidad ! ». Iván lee mucho, aprende francés e inglés (conocerá una decena de lenguas), estudia piano y violín ; está igualmente dotado para el dibujo. Como deportista practica el tenis, el ciclismo, la gimnasia y el patinaje sobre hielo ; también le gustan las partidas de ajedrez.
A la edad de diecisiete años, Iván inaugura un diario íntimo donde escribe sus estados de ánimo. Al principio de ese diario exclama : « ¡ Viva el arte ! ». El 2 de marzo de 1914 anota : « En física hemos hablado de la velocidad de la luz… Dios mío, qué grande es el universo : todo brilla, todo se mueve con una precisión perfecta, todo es grande, inmensamente grande… Pero todo ese universo, lo que es visible y lo invisible, lo que es audible o inaudible, ¿ quién es su dueño… ? ¡ Es Él ! ». Y prosigue el 26 de abril : « Cuanto más conozco el catolicismo más cuenta me doy de que es inagotable ». Sin embargo, su vida espiritual conoce sombras : « Me asaltan terribles tentaciones —escribe el 30 de agosto—, pero la oración me levanta ».
Tras la prueba de fin de bachillerato, Iván se incorpora a la academia militar de Viena, pues sus progenitores desean que sea oficial como su padre. Pero él no se siente atraído por la carrera militar, y solo permanece tres meses en la academia, donde descubre la miseria moral de muchos. « Cuando oigo hablar groseramente —anota el 19 de diciembre—, cuando inconvenientes imágenes quieren penetrar en mi alma, miro siempre inmutablemente la imagen de la Virgen con el Niño, bella y majestuosa expresión, centro de todo lo sublime ».
« ¡ Aut catholicus aut nihil ! »
A principios del año 1915, Iván comienza sus estudios en Viena. Para agradar a su madre se matricula en derecho, pero al mismo tiempo asiste a clases de literatura. Sigue leyendo mucho, va al teatro, a conciertos y a óperas. Las tentaciones le abruman, pero busca intensamente la verdad última. El 17 de mayo escribe : « Mi vida es un enorme signo de interrogación. Cada día que pasa, mi fe infantil se pierde. Me falta el discernimiento de antaño entre el bien y el mal… Dios existe, y creo firmemente, incluso en los momentos más duros de tentación y de duda, que es el único, el eterno, el gran Dios. Puesto que existe, se deduce de ello que nuestra vida tiene por fuerza una finalidad… No obstante, no basta con creer. Nuestra fe debe ser un sistema, un indicador en la vida, para que no actuemos contra los principios de justicia y de eternidad… Y yo digo : “¡ Aut catholicus aut nihil !” (o católico o nada). Desde ese punto de vista jamás ha habido sombra de duda en mí. Sé y siento que el catolicismo es la única religión auténtica ».
En espera de incorporarse al ejército, donde es llamado a filas (Europa está entonces en guerra), reside en casa de sus padres. A la luz de la fe consigue entrever las respuestas a numerosas preguntas. Con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, hace voto de castidad hasta el matrimonio. Y el 23 de enero de 1916 escribe : « ¡ Quisiera ser humilde ! ¡ Extremadamente humilde ! Quisiera destruir todo ese orgullo natural y aspirar humildemente a la verdad, simplemente a causa de esa única verdad… ». El día 28 continúa : « Me doy cuenta de que estoy muy lejos de cualquier tipo de perfección… Y eso me hace mucho daño. Entonces me remito a mis actos y gestos, y me percato de que soy cristiano por la palabra pero no por los hechos. El cristianismo no ha penetrado en mi sangre… Debería rezar a Dios durante más tiempo para no perder esa unión mística con Él ». Pero el 24 de febrero anota : « Me gusta mucho el silencio y la paz : puedo reflexionar, puedo pensar en el misterio de la Eucaristía, encerrarme en un asombro inmóvil, puedo rezar durante mucho tiempo… Es mucho mejor en soledad. No hay nada mejor que retirarse en una pequeña iglesia oscura y, lentamente, rezar el Rosario con el centelleo de la media luz, durante los últimos rayos de sol y maravillarse, maravillarse eternamente de la Eucaristía, ese estallido, esa grandeza, ese Amor infinito… ».
El mayor producto del arte
En febrero de 1916, Iván se incorpora al ejército y, tras seguir cursos de oficial, es destinado al frente italiano. Ante el sufrimiento y la muerte que frecuenta cada día, percibe que la religión cristiana es el único valor capaz de vencer el mal. El 9 de abril de 1918 anota : « Sólo estamos en este mundo provisionalmente… en un momento podemos dejar de estarlo, y esta vida sólo tiene sentido que en la preparación de la otra… Mi objetivo debe ser convertirme en un católico practicante ». Al final de la guerra, Iván retoma sus estudios en Viena. Es miembro activo de un grupo de estudiantes católicos croatas, y en una reunión afirma : « La base de nuestra vida debe ser renacer en Jesucristo ; el resto sigue aquí en la tierra ». Después de participar en unos ejercicios espirituales, empieza a interesarse por la liturgia. « Desde el Miércoles de Ceniza hasta hoy —escribe el 5 de abril de 1920— estuve en San Gabriel, al lado de Mödling. Fueron mis mejores Pascuas… La liturgia es el mayor producto del arte que existe en el mundo, y además es el arte central, pues muestra artísticamente la vida de Cristo, que es el centro de la historia… ».
Mientras tanto sus padres se instalan en Zagreb. Gracias a un sacerdote jesuita, Iván obtiene una beca de Francia y, en otoño de 1920, viaja a París. Durante dos años cursa estudios literarios en la Sorbona y en el Instituto Católico. Se interesa por la vida católica francesa, se inscribe en las Conferencias de San Vicente de Paúl y frecuenta la capilla benedictina de la calle Monsieur. El 4 de noviembre de 1921 escribe : « Con las benedictinas he asistido a la toma de hábito de una novicia. La liturgia es espléndida… La monja muere para el mundo y se convierte en una cuerda de crin (de violín) que cantará eternamente la gloria de Dios… Es bueno olvidarse del mundo entero y concentrar todas las fuerzas en Jesús ».
Durante sus estudios en París, Iván se dirige en peregrinación a Lourdes. A partir de ese momento, la Bienaventurada Virgen María ocupará un lugar primordial en su vida. Descubre el ideal de la mujer perfectamente realizado en María. « Sí, fue en Lourdes —escribirá a su amigo el ingeniero Marosevic— donde aprendí lo que significa el Rosario, y éste se ha convertido desde entonces en mi segundo mejor amigo (el primero es la Eucaristía) ». Escribirá también a una joven : « Cuando veas que la vida es dura y que las desdichas se abaten sobre ti, toma el Rosario de la Virgen ; ella te consolará y te dará fuerzas para soportarlo todo con calma, con un abandono total a la voluntad de Dios ». Después de su regreso a Zagreb, Iván se convierte en un ardiente propagador de la devoción hacia la Virgen de Lourdes, mediante artículos y cursos acompañados de diapositivas.
Alrededor del Señor
Entre Iván y su madre hay un intercambio constante de correspondencia, pero ella no aprecia la intensidad de su vida religiosa ; el joven llama su atención sobre la brevedad de la vida, que no es más que una preparación para la eternidad. En una de sus cartas escribe : « Sabes que la Universidad de Viena, y después la guerra, los estudios y finalmente Lourdes me han persuadido totalmente de la verdad de la fe católica, y que por esos motivos toda mi vida gira alrededor del Señor Jesucristo ». Iván regresa a Zagreb durante el verano de 1922. En otoño consigue un puesto de profesor de lenguas francesa y alemana en el instituto del arzobispado. Al año siguiente defiende con éxito, en la Universidad de Zagreb, una tesis de filosofía que analiza la influencia de la liturgia en los escritores franceses. Iván se dedica a profundizar intelectualmente en las verdades de la fe. Es el primer laico (en Croacia) en estudiar sistemáticamente filosofía y teología católica, así como las encíclicas y las declaraciones importantes de los Papas. Se forma una biblioteca propia que contará con unas 1.200 obras.
Iván escribe numerosos artículos sobre la liturgia, imparte clases de liturgia, forma a jóvenes para que comprendan bien la acción del sacerdote en el altar y se unan a su oración. « La liturgia —escribe— es la oración oficial de la Iglesia, la oración oficial de la novia de Cristo, un diálogo entre la novia y el Novio divino… Cada alma se educa en el fundamento de la liturgia. Puede decirse que la liturgia es una pedagogía en el propio significado del término, pues, gracias a ella un creyente puede vivir todas las fases de la vida eterna de Cristo » (en la revista La renovación del alma según la liturgia).
« La liturgia ocupa un lugar de gran importancia en la vida de la Iglesia —afirmaba san Juan Pablo II—… Resulta vital comprender que la liturgia es, ante todo, el culto a la divina majestad… El verdadero espíritu cristiano que los fieles obtienen de la liturgia asegura de diversas maneras la edificación de la Iglesia. Gracias a la adquisición por sus miembros de ese espíritu cristiano, la Iglesia se convierte cada vez más en una comunidad de adoración y de oración, consciente de la necesidad de orar siempre sin desfallecer (Lc 18, 1). Esa característica de la oración constante, que conviene al Cuerpo de Cristo, se manifiesta en la oración oficial de la liturgia » (3 de diciembre de 1983). En la liturgia, la Iglesia « ejerce el culto público que se debe a Dios », y ese culto « es la cumbre hacia la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de la que emana su fuerza vital » (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 218-219). « Por tanto, de la Liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente y se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin » (Vaticano II, Constitución Sacrosantum concilium, núm. 10).
Día ganado o día perdido
Iván acoge sin discusión la fe de la Iglesia en la presencia real de Cristo en la Eucaristía : « ¡ La Comunión es fuente de vida ! » —anota en su diario. El centro de su oración es la Misa diaria y la Sagrada Comunión. Cada día reza durante tres cuartos de hora. « La vida espiritual —explica— es una meditación de las cosas divinas, una participación en la vida interior de Dios… Sin la vida espiritual yo dejaría de existir ». Cada año realiza un retiro ; en su misal hay una hoja de papel con algunas resoluciones : « Como penitencia, hacer con mayor perfección los deberes profesionales… En cada comida, hacer una penitencia para la salvación de las almas… Nunca criticar la comida… Hacer continuamente actos de amor hacia Dios, hacia el Salvador ». Iván consagra a los pobres la décima parte de su salario. En Zagreb, justo delante de su casa, un inválido encera los zapatos de los transeúntes. Iván entabla amistad con él y lo invita con frecuencia a su apartamento para cenar. « El día consagrado a otro no es del todo una pérdida, sino una ganancia —afirma. En contrapartida, los días en que no se ha hecho nada por los demás son días perdidos ». Siempre está dispuesto a conceder su perdón a quienes lo han ofendido. « Quien quiera ser un verdadero trabajador por la causa divina —dice— no debe ser el primero ; el culto personal es el mayor obstáculo para el éxito de nuestros actos ». La Iglesia Católica es para él « lo más grande del mundo ». Su amigo Douchan Zanko dirá : « Llevó a la Iglesia tan profunda y espiritualmente en su ser que se sentía una parte viva de ella, de la misma manera que un brazo o una pierna forma parte de un organismo que se llama hombre ». El propio Iván suscita numerosas vocaciones sacerdotales.
A principios del siglo xx, el obispo de Krk, en Croacia, había iniciado un gran Movimiento por la juventud católica con el propósito de oponerse al liberalismo naciente, que rechazaba la influencia de la Iglesia en la vida pública. Como joven profesor, Iván se implica en ello, así como en la Federación croata “Orlovi” (las Águilas). Se convierte en un guía para la juventud católica e insiste en la necesidad de que los laicos se comprometan en el apostolado, en colaboración y bajo la supervisión de la jerarquía eclesiástica. A partir del otoño de 1922 es elegido presidente de la “Unión Croata de la Juventud Católica”, que se fusionará un año más tarde con el movimiento de las “Águilas”, convirtiéndose en la “Unión Croata de las Águilas”.
Una doctrina funesta
«Los fieles laicos tienen como vocación propia la de buscar el Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios » (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 188). A los laicos « corresponde iluminar y ordenar las realidades temporales a las que están estrechamente vinculados, de tal modo que sin cesar se realicen y progresen conforme a Cristo y sean para la gloria del Creador y del Redentor » (Vaticano II, Lumen gentium, núm. 31). « Esfuércense en conciliarlos entre sí, teniendo presente que en cualquier asunto temporal (los laicos) deben guiarse por la conciencia cristiana, dado que ninguna actividad humana, ni siquiera en el dominio temporal, puede substraerse al imperio de Dios… se debe rechazar la funesta doctrina que pretende construir la sociedad prescindiendo absolutamente de la religión y que ataca y elimina la libertad religiosa de los ciudadanos » (ibíd., núm. 36). Para ayudar a los laicos en su misión para con la sociedad, la Iglesia ha elaborado una doctrina social (cf. CEC, núm. 2419-2425). Ésta sólo podrá aplicarse si la conocen mediante el estudio de los documentos pontificios.
La Unión Croata de las Águilas organiza animaciones aprovechando grandes espectáculos de gimnasia, concentraciones y otras manifestaciones. Gracias a Iván, esa asociación adquiere una fuerte dimensión religiosa y cultural que se exhibe en el lema Sacrificio-Eucaristía-Apostolado. Él mismo resume, en un artículo, el programa de las Águilas : « La nueva generación de católicos es transportada por las olas de ese río que fluye de la Roma eterna desde 1905, dulce recuerdo del Papa Pío X, que publicó un Breve sobre la Sagrada Comunión frecuente, incluso diaria. Esa juventud siente un amor apasionado hacia nuestro Salvador, que permanece siempre con ella en la Sagrada Eucaristía, de donde obtiene la fuerza para su acción, su apostolado… ¡ Que Dios permita al Libro de Oro (estatuto de la asociación) educar un ejército de apóstoles, un ejército de santos que volarán en todas direcciones, a través de la patria croata… ! ¡ Que esta obra contribuya de alguna manera al reinado, por toda Croacia, de los principios de la Santa Iglesia Católica Romana, de tal manera que el Sagrado Corazón tome en lo posible, en su abrazo divino, a nuestros hermanos ! ».
La juventud no solamente ve en Iván Merz su apóstol y su guía, sino un verdadero amigo de todos, dispuesto a hacer cualquier cosa para ayudarlos a dirigirse por el buen camino : si hay que dar un consejo o aportar una ayuda material, si se trata de buscar un empleo, de dar clases particulares, o incluso de ceder su propia cama contentándose con dormir en el suelo, su puerta y su corazón están siempre abiertos.
Iván concede gran importancia a los problemas morales. Se dedica a dar a los jóvenes verdaderas nociones sobre el amor, el matrimonio, la castidad o la sexualidad, y elabora un folleto titulado “Tú y Ella”. También se interesa por el cine, por la prensa, por los problemas socioeconómicos, por la participación de los católicos en la política. En una publicación habla de la situación y del papel de la mujer en la sociedad. Su influencia sobre la juventud femenina, estructurada en una organización paralela a la Unión Croata de las Águilas, es importante ; son numerosas las mujeres y las jóvenes que descubren en él a un hombre de Dios, a un maestro o a un amigo. Marica Stankovic, presidenta de la organización femenina, escribirá sobre él una serie de artículos con el título de “El caballero de honor de las mujeres”. Mediante su acción, Iván busca, en primer lugar, suscitar en las jóvenes el sentido de la dignidad femenina, la conciencia de su lugar en la sociedad y en la Iglesia, así como su papel en el apostolado.
Después de algunas dudas acerca de su vocación, Iván se siente llamado a permanecer laico para trabajar por la salvación eterna de las almas en asociaciones católicas. En 1923, con motivo de la fiesta de la Inmaculada Concepción, profesa el voto perpetuo de castidad, concibiendo la idea de un instituto de laicos consagrados a Dios. Él no verá la materialización de su proyecto, pero su amiga Marica Stankovic será la fundadora del primer instituto femenino laico en la Iglesia croata, con la denominación de “Comunidad de Colaboradoras de Cristo Rey”. Ese instituto secular agrupa a mujeres que, como Iván, desean consagrar completamente su vida a Dios con la finalidad de participar en la propagación del reino de Cristo, ejerciendo diversas profesiones.
Más por el sufrimiento que por el trabajo
Desde joven Iván padece una enfermedad de los ojos con inflamación de la cavidad frontal, a la cual se añade un dolor de dientes persistente. Esos sufrimientos frenan su ímpetu por los estudios y el trabajo. Después de haber aconsejado a una joven maestra enferma que se cuide, añade : « Si el Señor desea que sufras sin curarte, será bueno ponerse en sus manos… Tú misma sabes, mejor que yo, que mediante el sufrimiento podemos hacer más por la propagación del Reino de Jesús que con el trabajo intenso, los debates científicos, los discursos espléndidos y los artículos ». La inflamación de su cavidad frontal obliga a Iván a padecer una operación quirúrgica. Percibe claramente que va a morir y que Dios le pide sacrificar su vida por la juventud con la que trabaja. La víspera de su partida hacia la clínica, en abril de 1928, ordena sus cosas y redacta su testamento en forma de epitafio escrito en latín : « Muerto en paz en la fe católica – Para mí la vida era Cristo, y la muerte una ganancia – Espero la misericordia del Señor y la indivisible, completa, eterna posesión del Sagrado Corazón de Jesús… ».
La operación tiene lugar el 26 de abril, pero no tiene éxito. Iván contrae meningitis. El domingo 6 de mayo, el padre Vbranek, su confesor, le da la Extremaunción : Iván ya no puede hablar. El sacerdote le dice : « ¿ Estás ofreciendo tu vida en sacrificio ? ». Iván lo mira serenamente, con brillo en los ojos, y asiente con un movimiento de la cabeza. El día 9 recibe un telegrama del Papa Pío XI, quien le envía su bendición. Todavía goza de plena consciencia. Al día siguiente, jueves 10 de mayo de 1928, en presencia de su padre y de sus más íntimos amigos, Iván entrega su alma a Dios.
¡ Que por su intercesión ante Dios, el beato Iván Merz nos ayude a trabajar por extender el Reino de Dios, cualquiera que sea nuestro estado o tipo de vida !
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