
Un monasterio es una casa de oración. San Benito recuerda la palabra del profeta: “siete veces al día canté tus alabanzas” (PS 118), que no se prefiera pues nada a la obra de Dios (Regla, c. 43)
La celebración digna y solemne del Oficio divino contará entre los principales medios de actividad apostólica de los monjes. (Constituciones)


Conformándose al espíritu de la Iglesia, los hermanos rendirán al Señor un culto asiduo de adoración en el santísimo Sacramento del altar. (Constituciones)
El Santísimo Sacramento, ese es el tesoro de los monjes y el corazón del Monasterio


“A lo largo de los siglos y la sucesión de culturas, la Iglesia se ha sentido llevada a celebrar la Eucarsitía en un contexto digno de un tan profundo Misterio.” (Ecclesia de Eucharistia, 17 de abril de 2003 de Juan Pablo II)
Las oficios se celebran en latín con canto gregoriano.


Honrarán con un culto especial a la Virgen, Madre de Dios, modelo y guardiana de toda vida consagrada. (Constituciones)


La “lectio divina” y la oración silenciosa ayudan a interiorizar la salmodia y a establecer el diálogo del alma con su Dios. (Constituciones)
